Amados hermanos.
Ezequiel 47:9 dice lo siguiente “Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.” (RVR 60)
El agua es expresión de vida y de purificación. Este versículo corresponde al relato de una tremenda visión que tuvo Ezequiel. Aguas que salían por debajo del umbral de la casa hacia el oriente (el mundo). Estas aguas llegarán hasta el Mar Muerto y recibirán sanidad de sus aguas y habrá muchos pescadores allí. Dios solamente puede producir estos milagros y hasta los muertos espiritualmente, pueden tener vida. Y apareció un varón, figura del Espíritu Santo, que medía aquellas aguas y midió mil codos e hizo pasar a Ezequiel por esas aguas. Permite que, a partir de este momento, el Señor te lleve hacia lo profundo, grande y misterioso de su poder. Entonces hermanos, sigamos adelante. Nuestro espíritu y alma claman por esta agua de vida, tanto que el salmista decía: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti el alma mía… ¡Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo! Sal. 42:1-2. Jesús hoy puede inundarnos y saciar nuestra sed. Él lo dijo en Juan. 7:37: “…Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.”
Dios te bendiga en este día.
Tome un tiempo para orar.
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