Amados hermanos y hermanas.
En Filipenses 2:12 dice lo siguiente: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.”
En general la humanidad está preocupada y ocupada de almacenar y cuidar sus cosas, sus bienes y sus herencias, como si fueran a llevarse algo físico de esta tierra cuando tengan que partir de este mundo. Lo vemos en las iglesias, y con mucho más apego en las personas no creyentes y que no conocen las grandezas de Dios. Los creyentes que poseen el testimonio de ser salvos deben ocuparse en su Salvación Eterna hasta el final. Si dejan de hacerlo, pondrán en peligro su comunión con Dios y por ende la Salvación recibida.
No deben ocuparse en su Salvación con simples esfuerzos humanos, sino mediante la gracia de Dios y el poder del Espíritu Santo que reciben. El creyente para conservarla debe resistir al pecado y seguir en los propósitos de Dios y la manifestación del Santo Espíritu.
Dios te bendiga en este día.
Toma un tiempo para orar.
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