Amados hermanos.
En el Salmo 3:3-5 dice lo siguiente: “Mas tú, SEÑOR, eres escudo en derredor mío, mi gloria, y el que levanta mi cabeza. 4 con mi voz clamé al SEÑOR, y El me respondió desde su santo monte. 5 yo me acosté y me dormí; desperté, pues el SEÑOR me sostenía.”
A la luz de estos versículos de la Palabra de Dios, podemos quedar más que seguros que podemos poner todo en sus manos, es decir depositar en El toda nuestra esperanza y mantenernos con la cabeza en alto, confiando en el que ya nos ha salvado. Pues la fe en Dios no debe estar sujeta solo a las pruebas que enfrentamos. Los verdaderos hijos de Dios confían en Él en todo tiempo y circunstancias y en momentos de tribulaciones, con absoluta seguridad poder afirmar como lo expresa otra versión bíblica el versículo tres diciéndonos: “Pero tú, SEÑOR, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!” Estas sabias palabras del salmista son un gran aliciente para mantenernos firmes frente a lo que es y será en nuestro paso por esta vida.
Dios te bendiga en este día.
Toma un tiempo para orar.
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