Amados hermanos.
En el Salmo 138:8 dice lo siguiente: “El SEÑOR cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, SEÑOR, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!” (NVI)
En las Sagradas Escrituras nos encontramos con la magnífica promesa del Señor que a través de la manifestación de su Santo Espíritu nos provee de dones espirituales. Los dones espirituales son habilidades especiales que Dios regala a sus hijos para la edificación de su iglesia. Debemos usarlos para bendecirnos los unos a los otros y así construir juntos una iglesia fuerte que honra a Dios. Todos los cristianos tenemos por lo menos un don y el Espíritu Santo distribuye los dones según quiere: «Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina» (1 Corintios 12:11). Cada don concedido por el Señor nos capacita e instruye para ayudar efectivamente a nuestro prójimo y a su iglesia, en otras palabras, somos las manos y los pies de Jesús, en este frágil y dañado mundo por los males que nos asechan. ¡Tengamos mucho ánimo, las promesas del Señor se están cumpliendo! No decaigamos y sigamos sirviendo a Dios con lo que Él nos ha provisto. Servirle a Él es un privilegio y honor muy alto que nos concede aquí y ahora.
Dios te bendiga en este día.
Toma un tiempo para orar.
Leave a Reply