Amados hermanos.
En Salmo 66:12 dice lo siguiente: “Las caballerías nos han aplastado la cabeza; hemos pasado por el fuego y por el agua, pero al fin nos has dado un respiro.” (NVI)
En varias ocasiones durante las etapas de mi ministerio me corresponde ver a candidatos para el ministerio pastoral.
Una de las preguntas era: ¿Has trabajado fuerte en la vida secular? Si su respuesta era sí, sin duda eso agrada. No es el hombre prosperado, si nunca ha conocido la presión, la angustia y el dolor, el que es fuerte y firme y tiene la paz interior. Su calidad ha sido probada y sabe cómo enfrentarse con las más insignificantes dificultades. El marinero seguro, es el que ha visto una tormenta, nos da la seguridad que durante un temporal cumplirá su servicio a cabalidad, por tal razón, se le pone en un buen puesto y sabrá enfrentar la tormenta. ¡Cuando viene la primera aflicción sobre nosotros, parece que todos nos abandonan! Perdemos nuestras mayores y más tiernas esperanzas y nuestro corazón queda postrado como una rama que ha sido cortada por el temporal. Pero como creyentes en un Dios poderoso cuando hemos librado el combate, podemos mirar y decir: Gracias Señor, porque tú has sido mi roca firme y el ancla de mi fe.
Dios te bendiga en este día.
Toma un tiempo para orar.
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