Amados hermanos y hermanas.
En Salmo 27:13 dice lo siguiente: “Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes.” (NVI)
Muchas veces he dicho que al recibir a Cristo como Señor y Salvador, no quedamos exentos de problemas. Lo que si obtenemos es seguridad y fe para enfrentar los problemas que nos vengan. Pero ¡Cómo se deprime el alma, se enferma el corazón y vacila la fe ante las pruebas con que nos enfrentamos en la vida en tiempos difíciles y sufrimientos especiales! Es muy natural que en algunos momentos de nuestra vida digamos: “Ya no puedo soportar esto por más tiempo; estoy agobiado.” “¿Qué hare? Si soy un hijo redimido, Dios me dice. Que no desmaye. ¿Pero qué es lo que tú puedes hacer cuando estás a punto de desmayarte físicamente?
Tú no puedes hacer nada. En tu desfallecimiento caes al piso o en el hombro de alguien, te apoyas sobre esa persona descansas y continúas apoyado y confiado. Esto es precisamente lo que nos sucede cuando estamos a punto de caer bajo la aflicción. El mensaje de Dios para nosotros no es “esforzaos y cobrad ánimo,” porque Él sabe que hemos perdido nuestra fortaleza y valor; sino que aquellas palabras cariñosas que nos dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.” En estos días tan especiales y complejos que vivimos. No nos resta otra cosa que aferrarnos a Él y sin lugar a duda Él nos sostendrá.
Dios te bendiga en este día Toma un tiempo para orar.
Leave a Reply