Amados hermanos y hermanas.
En Romanos 10:9 dice lo siguiente: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”
En los primeros tiempos de los cristianos la confesión era que Jesús es el Señor, y se nombra específicamente más de 450 veces en la Biblia, que Él es el Señor. Nadie puede recibir a Jesucristo como Salvador sin antes confesar y recibirlo como Su Señor. Señor, significa tener poder, dominio y autoridad, y a Él debemos someter en amor y obediencia nuestra vida. Esta acción es un ingrediente fundamental en el creyente para tener dependencia y comunión con nuestro Señor. Confesar a Jesús como nuestro Señor es declarar que Él es igual a Dios. Es preciso que Jesús tome control de nuestra vida, en lo espiritual y en nuestro hogar e iglesia. En lo intelectual, económico, en lo recreativo y lo vocacional, en fin, en todas las esferas de la vida.
Dios te bendiga en este día.
Toma un tiempo para orar.
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