Amados hermanos y hermanas.
En 2ª Pedro 1:5-7 dice lo siguiente: “Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; 6 al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; 7 a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.” (NVI)
Muchas veces en mi trayecto ministerial, me he encontrado en situaciones “especiales” y en algunas de esas tantas veces me pregunté: “¿Qué haría Jesús en mi lugar?” Las palabras amables, la compasión, el afecto, la afabilidad y todo lo noble del ser humano es reflejo del carácter de Dios. Aunque nos encontremos ante personas tozudas e inflexibles y descorteses, nosotros debemos mostrarnos cordiales con ellos, solo cerca de Jesús podemos desarrollar amor hacia ellos sin importar sus acciones. Mi invitación es que ames como Dios te ha amado siempre, por eso envió a su Hijo Unigénito Jesús a venir por nosotros.
Dios te bendiga en este día.
Toma un tiempo para orar.
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